martes, 18 de enero de 2011

Nos vamos metiendo ahí abajo... Villarreal - Osasuna: 4-2

Se veía venir. En este blog yo ya lo he ido avisando a lo largo de las últimas semanas: si no remontábamos el vuelo, tarde o temprano, nuestros rivales en los puestos de descenso lo harían y comenzaríamos a vernos más cerca del precipicio. Pues bien, no hemos remontado el vuelo y las victorias de Sporting y Zaragoza hacen que ya sólo estemos a 2 puntos de los puestos de descenso. Viendo la serie de encuentros que tenemos por delante en las próximas jornadas, la verdad es que el panorama es bastante desolador. Ahora toca viajar al campo del colista, el Almería, donde nuestra capacidad para resucitar equipos unida a nuestra nulidad ofensiva hacen prever que tampoco lograremos nada positivo, y luego recibimos al Madrid (un Madrid, por cierto, que no puede permitirse ningún pinchazo más si quiere seguir el ritmo del Barça). Casi nada al aparato. Ahora mismo el pesimismo se me ha apoderado y veo el futuro negro: creo que tras las dos próximas jornadas estaremos ya metidos en puestos de descenso y también creo que acabaremos descendiendo a final de temporada. Veo demasiadas cosas mal en el equipo (no hay confianza en el entrenador, el ambiente en el estadio no es el más adecuado, se vende al mejor jugador a mitad de temporada, no tenemos gol, jugadores importantes lesionados o fuera de forma, ...), como para pensar en positivo. O la cosa cambia (por ejemplo, los fichajes rinden al momento) o habrá que volver a rezar a todos los santos (como en las últimas temporadas, por cierto). Pero bueno, la esperanza es lo último que se pierde. O eso dicen...

Lo cierto es que el partido en el Madrigal entraba, a priori, en la lista de partidos fácilmente perdibles. Jugamos ante el mejor equipo de la "otra liga" (aquella hipotética liga en la que no cuentan ni Barça ni Madrid) y en su casa. Ni siquiera el hecho de que tradicionalmente es un campo que se nos da bien sirvió. Lo que más me defraudó no fue perder, si no las sensaciones que damos. Volvimos a regalar los 45 primeros minutos. 45 minutos en los que no existimos y, de no haber sido por Ricardo, podíamos habernos ido al descanso con el partido ya sentenciado. Hasta 3 grandes manos sacó el portero a disparos de Rossi (2) y Cani. Pero en una de esas llegadas no pudo hacer nada: centro de Borja desde la izquierda y remate solo de Marco Ruben de cabeza ante el que no puede hacer nada Ricardo. Es increíble la pasividad de la defensa en esta jugada: primero se le deja maniobrar y centrar con toda tranquilidad a un jugador de la calidad de Borja Valero y luego encima tenemos un despiste en la marca y el delantero argentino remata totalmente solo en el corazón del área pequeña. Errores así, en un equipo como Osasuna, son los que te acaban condenando. En el bagaje ofensivo de Osasuna, poco o nada: sólo un par de tímidos acercamientos. Con ese 1-0, y gracias, llegamos al final de la primera parte.

Tras el descanso pareció que la situación se revertía cuando hicimos el empate a los dos minutos de la segunda parte. Por fin aprovechamos un córner con una de las jugadas más tradicionales y menos originales, pero más eficaces: centra Camuñas, peina Sergio en el primer palo y empuja Vadocz el balón a la red. Era el 1-1 y quedaba toda la segunda parte por delante. Sin embargo, poco, muy poco nos duró la alegría (poco dura la alegría en la casa del pobre, que se dice) ya que el Villarreal volvió a adelantarse en el marcador 3 minutos después: pérdida de balón absurda en el centro del campo y Cani, viendo a Ricardo adelantado, lo aprovecha para hacer un golazo desde el centro del campo. Si perdemos balones incluso sin que nos presionen, apaga y vámonos. En un principio, pensé que era fallo claro de Ricardo, pero cuanto más veo el gol repetido, menos me lo parece: el balón va excelentemente tocado e incluso estando mejor situado el portero era un balón muy complicado. Sólo estando bajo palos era un balón fácil y, no nos engañemos, un portero nunca va a estar en esa situación bajo la portería. Cualquier moral que podíamos haber cogido con el empate, se nos volvió a caer por los suelos. Además, 15 minutos depués recibimos el tercero, obra de Capdevila, a la salida de un córner. A este tercer gol el equipo reaccionó con un segundo gol para acortar diferencias, obra de Calleja (que entró en la segunda mitad, volviendo a mejorar la imagen del equipo -como ya hizo en Sevilla-) tras un jugadón personal de Camuñas, quien parece destinado a jugar el rol que hasta ahora había venido jugando Juanfran. Parecía que se podía repetir la hazaña de Valencia, pero para eso es necesario tirar a puerta, y Osasuna no lo hizo. Al final, acabó llegando el cuarto gol del Villarreal, obra de Gonzalo, en un nuevo córner. Hay que hacerse mirar lo del problema que tenemos con los córners: recibimos demasiados goles a balón parado y encima nosotros hacemos muy pocos. Si algo nos ha mantenido en primera estos últimos años, ha sido precisamente lo contrario: aprovechábamos nuestras jugadas y hacíamos muchos goles a balón parado y defendíamos bien esas jugadas. Este es uno de los puntos a mejorar inmediatamente si queremos salir del pozo en el que nos estamos metiendo. Tras este cuarto gol, Lolo pudo acortar diferencias haciendo el tercero en los últimos minutos, pero era ya tarde y mal.

Al final, 4-2. Con lo que nos cuesta hacer goles y para una vez que hacemos dos, resulta que no nos sirve de nada. Lo cierto es que la imagen del equipo en el campo no es del todo mala. No damos sensación de no saber estar en el campo, pero nos están fallando el hecho de que no terminamos de llegar con peligro (ya no es que no metamos las ocasiones, es que ni siquiera las generamos) y, sobre todo, nuestros fallos defensivos (especialemente graves los goles recibidos a balón parado). Mucho debemos mejorar si queremos revertir esta dinámica negativa (llevamos muchos partidos seguidos sin ganar). Ahora toca centrarse en la final de la próxima jornada ante el Almería. Tenemos que aprovechar el cansancio y la distracción que debe suponer para ellos la copa. Aunque últimamente no está sirviendo de mucho, desde aquí mando como siempre todas mis fuerzas.

Ahora más que nunca, ¡AUPA OSASUNA!

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