lunes, 25 de octubre de 2010

Victoria sobria, pero sin brillo. Zaragoza - Barcelona: 0-2

El último partido de liga del Barça me volvió a dejar con ese regusto de quién no termina de apreciar lo que está viendo. Es cierto que el partido se ganó 0-2 con unas muestras de seguridad pasmosa, pero también es cierto que el equipo no termina de jugar como nos tenía acostumbrados en estos dos últimos años (mal acostrumbrados, por cierto). Si además tu eterno rival va de paliza en paliza y demostrando un potencial en ataque demoledor, pues eso, entran dudas de si ese es el camino que debemos seguir.

Personalmente, yo creo que sí, que este es el camino óptimo, aunque trataría de hacer los segundos goles antes para poder maatr el partido. Pero no creo que sea necesario demostrar jornada tras jornada el potencial ofensivo, si no demostrar que se manejan los partidos bien, y eso el Barça sigue haciéndolo.

El Barça volvió a dominar el encuentro desde la posesión de balón. El entrenador del Zaragoza (decía que había visto el encuentro del Hércules y era su ejemplo a seguir) salió con 5 jugadores en la defensa y bastante cerrados atrás, a lo que Pep respondió con un 3-4-3 en rombo en el centro del campo, con una línea de 3 atrás, subiendo la posición de Alves al centro del campo y Messi en la media punta. A mí, personalmente, no me gustó el planteamiento ya que considero que perdimos uno de nuestros puntales: el ataque de los laterales, sobre todo de Alves. Eso sí, Messi hizo mucho daño desde esa posición retrasada.

Ya desde el principio se vio el guión del encuentro: el Zaragoza encerrado tratando de evitar que el Barça jugara cómodo, como esperando que se llegara con 0-0 a los minutos finales, para terminar llevándose el partido aprovechando una de sus ocasiones. En parte lo lograron (efectivamente, el Barça no estuvo cómodo), pero por otro lado no (no mantuvieron el 0-0 todo el tiempo que hubiesen deseado). Y es que es muy difícil que esa táctica te salga bien.

El Barça no llegaba con peligro y le costaba acercarse a la meta de Doblas. El Zaragoza, por su parte, tampoco llegaba con peligro (sólo una contra mal finalizada por Braulio y un remate de cabeza a la salida de un córner en todo el encuentro hablan del pobre bagaje ofensivo maño). En los minutos finales de la primera mitad el Barça apretó el acelerador y gozó de dos mano a mano (Pedro y Alves) que no supieron ser aprovechados, hasta que Messi sí acertó a batir al portero rival en el mano a mano. Por cierto, asistencia de lujo tras jugadón personal (arrastra a cuatro defensas para dejar a Leo solo) de Villa, quien aunque no está acertado de cara a puerta, es importante y tiene mucho protagonismo en el equipo. Con ese 0-1 se llegó al descanso.

La segunda parte no tuvo mucha historia porque Ponzio lo quiso así: en el primer minuto de juego le suelta una colleja sin sentido a Alves y el linier lo ve y lo expulsa justamente. Si ya tenía una papeleta difícil el Zaragoza con la ventaja del Barça, peor se le ponían las cosas tras esta expulsión. De hecho, a partir de ese momento el Zaragoza no existió más. El Barça, sin hacer nada del otro mundo, logró el segundo gol (otra vez Messi) y pudo lograr algún otro (Villa al palo), pero principalmente se dedicó a matar el ritmo del partido con su posesión ininterrumpida.

El resultado nos permite seguir la estela del Madrid (seguimos a un punto). El juego no es el más excelso, pero Messi siempre desequilibra cualquier encuentro y las sensaciones de dominio siguen siendo las mismas.

Esta semana toca Copa del Rey. No viajan la mayoría de los titulares, por lo que debe ser una buena semana para aprovechar a recuperarse. El Ceuta no debería causar ningún problema (ni siquiera a la ida), pero tampoco debemos confiarnos. Si podemos sentenciar la eliminatoria en este primer partido, mejor, más descanso posible para los titulares en la vuelta. El fin de semana que viene, una nueva piedra de toque: el Sevilla en el Camp Nou.

¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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