martes, 27 de diciembre de 2011

Xavi y Messi lideran a un súper Barça en Milán. Milán - Barcelona: 2-3

El Barça viajaba a Milán a jugar la tercera final de la temporada (tras las dos supercopas de comienzo de temporada, España ante el Madrid y Europa ante el Oporto). Y de todos es sabido que si este equipo se caracteriza por alguna característica sobresaliente es que SIEMPRE responde en las citas importantes (finales). Bien es cierto que este encuentro no era una final propiamente dicha puesto que todo lo que nos jugábamos era el primer puesto del grupo (aunque ya sabemos lo importante que es eso para tener unos octavos lo más plácidos posibles) y además nos servía el empate para mantener el primer puesto a falta de la última jornada, pero dada la categoría de ambos contendientes, se había catalogado el encuentro como una final. Recapitulando, nos valía el empate para afrontar el último encuentro como primeros de grupo y la victoria nos certificaba el primer puesto sin importar lo que ocurriera en la última jornada; una derrota era la que nos condenaba al segundo puesto.

Guardiola fue valentísimo y se atrevió a emplear nuevamente el 3-4-3 nada más y nada menos que en un campo tan emblemático como San Siro (tal vez, condicionado por la baja por sanción de Alves). Recordemos que se trata de una formación que Guardiola se ha sacado esta temporada de la manga dada la numerosa presencia de centrocampistas en el equipo y que es muy útil sobre todo en los partidos de casa en los que la posesión del balón es realmente abrumadora. Fuera de casa, sólo teníamos la experiencia de Mestalla en la que no nos salió muy bien y el Valencia nos generó muchísimo peligro con sus velocísimas transiciones. Pues bien, Guardiola se atrevió a volver a usarla nada más y nada menos que en la final de de San Siro. Y le salió bien. Fue un partido más de ida y vuelta de lo que estamos acostumbrados los culés (es lo que tiene tener únicamente 3 defensas puros), pero fue un partidazo épico y además ganamos.

El partido fue vibrante (al menos hasta el tercer gol del Barça), con idas y venidas y ocasiones en ambas áreas. Habían transcurrido casi 15 minutos de encuentro cuando, en el primer acercamiento real a cualquiera de las dos áreas, el Barça hizo el primero de la noche: Van Bommel se mete en su propia portería un balón que, de lo contrario, hubiera remachado Xavi a placer. Ese gol hacía que el Milán tuviera que hacer dos (recordemos que no les valía el empate) y abrió la caja de Pandora. A partir de ese momento, llegaron minutos de auténtica locura con goles y ocasiones a porrillo. La primera fue para Cesc, pero su disparo se quedó demasiado centrado y lo sacó Abbiati con la rodilla. La siguiente fue del Milán, ocasión clarísima, pero el disparo de Robinho se marchó incomprensiblemente fuera. Sólo un minuto después, Ibrahimovic hacía el empate tras un excepcional pase con el exterior de Seedorf. El Barça respondió de la mejor manera posible al mazazo y sólo un minuto después Messi mandó un blón al larguero. Era el minuto 21 y parecía que habían pasado 70. En el minuto 28 llegó la jugada clave del partido. En mi opinión, doble (incluso triple) error grave del árbitro, pero vayamos por partes: el árbitro señala penalti por supuesto agarrón de Aquilani a Xavi cuando se quedaba solo ante el portero. Para mí no es penalti porque el agarrón no es suficiente como para hacer caer a Xavi (primer fallo), pero es que además el árbitro saca tarjeta amarilla a Nesta cuando el infractor había sido Aquilani en la que además era su segunda amarilla (segundo fallo). El tercer fallo es que, en mi opinión, es roja directa, pero esto es susceptible de opinión. Lo transformó Messi aunque se ganó la amarilla por hacer la paradinha en el primer lanzamiento. De ahí al final de la primera parte tuvo el Barça ocasiones en botas de Villa y Messi como para haber sentenciado el mismo (sobre todo, la del asturiano), pero no lo hizo y al descanso se llegó con 1-2.

El Milán necesitaba dos goles en los segundos 45 minutos, pero el Barça salió enchufado de vestuarios, como queriendo dejar claro que no se iba a dejar comer la tostada. Messi y Villa tuvieron las dos primeras ocasiones, pero el gol lo hizo el Milán en su primer acercamiento del segundo acto. Me detengo un momento en este gol porque estamos ante uno de los golazos del año sin ninguna duda: balón suelto en la frontal que recoge Boateng con el pecho y de bote pronto se hace un autopase de tacón que deja clavado en su sitio a Abidal y de derechazo al primer palo bate a Valdés. Nada que hacer ante semejante GOLAZO. El Milán, de este modo, se volvía a meter en el partido cuando menos lo estaba mereciendo. Pero ahí volvió a sacar su repertorio el Barça y 10 minutos más tarde, Messi dejó a Xavi delante del portero milanista con un pase de elegido y el de Terrasa batió por bajo a Abbiati. Era el minuto 63 y fue un mazazo durísimo para el Milán, que pareció bajar los brazos de manera definitiva. De este modo, el intensísimo ritmo con el que se había jugado el partido decayó y poco más ocurrió. Sólo una ocasión clara en los pies de Alexis para el Barça.

Al final, 2-3 y el Barça se asegura el primer puesto de grupo sin importar lo que ocurra en el último partido (en casa ante el BATE Borisov justo antes del trascendental partido en el Bernabéu, por lo que será una buena ocasión a la nueva hornada de futbolistas que vienen pujando fuerte). Nuevamente, volvimos a demostrar que en las grandes citas siempre respondemos. Ahora ya toca aparcar la Champions y centrarse nuevamente en la liga, donde debemos lograr el pleno antes del partido del Bernabéu. De momento, toca viajar a Getafe en el que, probablemente, sea el partido más complicado de los 3 que tenemos antes del Clásico.

¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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