
Y es que el partido de Osasuna ante el Rayo fue muy malo. Sólo nos salvó la evidente falta de pegada del equipo madrileño que, con mucha probabilidad, les va a costar luchar por el descenso hasta el final (cuando, por juego, probablemente, merezcan tener menos agobios). Tampoco es que el Rayo fuera un ciclón sobre el Sadar, pero sí que se vio que querían y sabían jugar al fútbol combinando (que ya es mucho más de lo que se vio por nuestra parte) y tuvieron sus ocasiones para haberse llevado los 3 puntos (probablemente, lo merecieron). La primera mitad fue un monólogo de posesión del Rayo y suyas fueron las dos únicas ocasiones de esa primera parte: un cabezazo de Piti y un tiro en posición muy forzada de Movilla (tras un espectacular pase de Lass). El guineano, por cierto, fue una auténtica pesadilla en ambas bandas y demostró porque está siendo una de las sensaciones de este inicio de liga.
Poco varió en la segunda mitad y continuó siendo el Rayo el que dominó el guión del partido. Osasuna parecía no saber (o no poder) dar respuesta a ese dominio rayista, ni siquiera con el aliento de su incansable afición. Sólo un disparo entre los 3 palos (de Nekounam) es un muy pobre bagaje para un equipo que está jugando en casa ante un recién ascendido. El Rayo, por su parte, gozó de la ocasión más clara del encuentro en un disparo de Lass que rozó el larguero. Lo mejor de todo fue el pitido final del colegiado y el hecho de no haber perdido los 3 puntos. De este modo, podemos decir que continuamos sin perder en nuestro estadio y seguimos con cierto colchón sobre los puestos de descenso. La lástima es que perdimos una muy buena oportunidad de hacer mayor aún ese colchón y que encadenamos dos encuentros consecutivos (en Bilbao ante el Athletic y este ante el Rayo) dando malas sensaciones en nuestro juego. La próxima jornada nos toca viajar a Barcelona a enfrentarnos al Espanyol. A ver si podemos cambiar esta dinámica y ganar, por fin, fuera de nuestro estadio.
¡AUPA OSASUNA!
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