jueves, 6 de mayo de 2010

Me hicieron cabrearme, incluso. Barcelona - Tenerife: 4-1

Estando como nos estamos jugando el título de liga, no podemos permitirnos relajarnos ni un minuto, y tengo la sensación de que el equipo se relajó durante buena parte de la primera parte, lo cual pudo costarnos demasiado caro. No sé si fue por jugar ante un rival inferior (como lo es, claramente, el Tenerife) o por haberse adelantado en el marcador relativamente pronto y ver que el Tenerife tampoco llegaba con excesivo peligro, pero lo cierto es que el equipo se dejó llevar y permitió que el Tenerife entrara en el partido. Estos partidos hay que matarlos, si se puede, en la primera parte y dedicar la segunda a reservar las fuerzas, que ya empiezan a andar justas en todos los equipos.
El Barça jugaba ante un Tenerife que se jugaba poder salir de los puestos de descenso. Obviamente, el papel del Tenerife era muy difícil y yo creo que todo el mundo (incluso ellos mismos) tenía claro que en el Camp Nou pocas opciones tendrían. Así fue, no se acercaron con peligro en prácticamente todo el encuentro. Eso sí, el primer acercamiento fue suyo (en los primeros minutos) con un tiro de Alfaro que se marchó muy alto. A partir de entonces, prácticamente nada (salvo el gol y algún leve acercamiento más, todos debidos a fallos de la defensa del Barça). El Barça comenzó a jugar su fútbol control y a meter al Tenerife en su campo (y, a veces, en su propia área). Así, ya antes del primer gol, hubo una ocasión clarísima en los pies de Alves, quien dudó entre centrar y tirar y terminó haciendo una mezcla de las dos con la que se desperdició una oportunidad clarísima. Poco después llegaría el primer gol: un centro de exterior genial de Alves lo remata Zlatan con la suerte de que Messi, que siguió la jugada muy bien, aprovechó el balón suelto (fruto del remate flojo del sueco) para batir a Aragoneses con un toque sutil con la derecha. Era el minuto 17 y el Barça ya había hecho lo más difícil: adelantarse en el marcador.
Después del gol, el Barça gozó de dos ocasiones clarísimas: un tiro "made in Messi" que se marchó fuera por muy poco y otro de Maxwell (demasiado egoísta el brasileño, tenía a Zlatan solo en el centro) que sacó Aragoneses. Después, llegó la relajación y un fallo de Puyol en la salida de balón permitió a Román empatar el encuentro antes del descanso.
A partir de recibir el gol del empate y hasta el gol de Bojan, el Barça no logró acercarse con peligro a la portería del Tenerife, que, además, cada vez daba sensación de acercarse con más peligro (sin llegar a hacerlo, eso sí). En estos minutos se me pasaron por la cabeza todos los fantasmas y veía que se nos escapaba la liga. Llegué a cabrearme cuando vi la nulidad ofensiva del equipo. Pero apareció el chaval de Linyola para desatascar el encuentro tras una asistencia genial de Alves, nuevamente. Reconozco que Bojan nunca ha sido santo de mi devoción, pero está acabando la temporada bien el chaval, marcando goles importantes, además (lástima ese cabezazo que se le marchó fuera el día del Inter). Ese cambio liberó muchas tensiones culés (incluidas las mías, claro) pero era necesario hacer otro gol para que no nos pudiese ocurrir lo mismo con muchos menos minutos por jugar. No lo buscó con excesivo ahínco el Barça pero lo encontró gracias a Pedro (otro que habría que hacerle un monumento esta temporada). Tras cortar un contragolpe peligrosísimo del Tenerife, se incorporó al ataque e hizo el gol de la tranquilidad (por cierto, había salido desde el banquillo, aprende Zlatan!).
Desde ahí hasta el final del partido, poco que contar. Lo único, un nuevo gol de Messi (que lo catapulta al Pichichi y a la Bota de oro -ya lleva 31 en liga-) tras una nueva asistencia genial de Alves.
Jugando así, no seremos capaces de ganar en Sevilla ante un Sevilla que encima se está jugando la Champions. Y como el Madrid no va a pinchar de aquí al final, hay que ganar si queremos ser campeones. La línea a seguir es la de la semana pasada en Villarreal. Por cierto, Xavi y Piqué llegan tocados. Esperemos que se recuperen porque son partes demasiado importantes de este Barça como para prescindir de ellos en una final como la del Pizjuán. Espero, deseo que ganemos y les animaré como si pudiera meter yo mismo un gol...
¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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