lunes, 10 de mayo de 2010

Enorme paso hacia el título. Sevilla - Barcelona 2-3 Espanyol - Osasuna: 2-1

Este pasado sábado se vivió una auténtica jornada de transistores. Estos son los momentos que hacen verdaderamente grande al fútbol y hacen que vivas unos de los 90 minutos más tensos de tu vida.
En mi caso, ni fue tan tenso (al menos, por una parte), ni fue jornada de transistores. Con Osasuna ya matemáticamente salvado, mi único foco de interés de la jornada estaba puesto en el partido del Barça. Y además, como el Barça dependía de sí mismo, preferí no saber qué ocurría en el resto de partidos (y más concretamente, en el del Madrid ante el Athletic) y centrarme en el partido del Pizjuán (no era poco, tampoco). Sólo en el descanso y luego con el 0-3 me decidí a relajarme y escuchar la radio, también. Y ojalá no lo hubiera hecho, ya que no me reportó más que nervios...
Haré una muy breve reseña al partido de Osasuna puesto que no lo vi y ni siquiera he tenido interés en informarme más en profundidad a posteriori. Se trataba del partido más intrascendente de la jornada y así fue. Al Espanyol le bastaba con un punto para sellar su permanencia y Osasuna ya no se jugaba nada. Osasuna salió con el equipo suplente de mediocampo en adelante y con el portero suplente, también. Aún así, a los 5 minutos, se adelantó en el marcador gracias a un gol de Vadocz (que parece que se quiere destapar como goleador en estas últimas jornadas). El resto de la primera parte fue, como suele ocurrir en estos partidos en los que no hay nada serio en juego, un constante goteo de ocasiones en ambos lados.
En la segunda parte, el Espanyol le dio la vuelta al encuentro rápidamente y no hubo mucha más historia. Pochettino dio minutos a Tamudo para que se despidiera de su afición e incluso estuvo cerca de lograr su último gol con su equipo del alma. No pasó nada más y el resultado final (2-1) dejó indiferentes a casi todos. Lo más destacado de este encuentro fue el homenaje que su afición le regaló a Tamudo (quien acabó llorando)...
Y, ahora sí, paso a escribir sobre el verdadero foco de interés (el mío, claro) de la jornada: el Sevilla - Barcelona en el Pizjuán. Mucho se había hablado en la última semana acerca de que quien saliera líder en esta jornada acabaría siendo el campeón y de la dificultad de la jornada para el Barça. Ciertamente, se trataba de una de los partidos más difíciles del Barça, pero como ya he dicho en varias ocasiones en este blog (y es una de las características más importantes de este equipo), el Barça suele dar su mejor nivel en los partidos importantes, en esos en que se decide la suerte en una competición, aunque a veces no haya servido de mucho. No olvidemos que en los dos encuentros en los que quedamos eliminados de las dos copas, Copa del Rey y Champions, se ganó a Sevilla e Inter, respectivamente. Y otra vez el Barça volvió a dar su mejor nivel aunque se acabó relajando y esa relajación pudo costarle demasiado cara (pudo costarle una liga, para ser más concreto). Pero vayamos por parte y comencemos por el comienzo...
Los dos equipos saltaron al césped con sus dos mejores equipos posibles. Sí, no me he equivocado al escribir: considero que el equipo que sacó Guardiola era el mejor que podía sacar (dejando a Zlatan en el banquillo). Se antojaba un partido disputadísimo con el Barça tratando de dominar el ritmo y el Sevilla apretando con el apoyo de su público y tratando de pillar al Barça con transiciones rápidas. El Sevilla, por cierto, se jugaba estar el año que viene en la Champions, que no es poco, ni mucho menos.
El Barça salió muy bien y desde el minuto 1 dominó el encuentro a su antojo. Además, ese dominio se vio favorecido al lograr transformar el primer acercamiento con peligro a la portería de Palop: pase "a lo Xavi" de Maxwell y Messi que se revuelve con su clase habitual y la cruza lejos del alcance del portero sevillista. He de reconocer que en directo me pareció fuera de juego, pero la repetición demostró que no lo era. Otra vez aparecía Messi para resolver un partido grande y para atar más si cabe su bota de oro.
Tras el gol, el dominio se acrecentó y durante muchos minutos de la primera parte sólo hubo un equipo en el campo. Así, Pedro estuvo cerca del segundo en un pase en profundidad al que no llegó por escasos centímetros. El que sí convirtió el segundo fue Bojan (buen final de temporada el suyo): estratosférico pase en profundidad de Xavi (a bote pronto) y Bojan que se hace su hueco y bate de nuevo a Palop. El Barça estaba haciendo fácil lo que muchos habíamos pensado que iba a ser dificilísimo y ya iba 0-2. En ese momento, además, el Barça era virtual ganador del campeonato ya que el Madrid no pasaba del empate ante el Athletic en le Bernabéu.
Tras el 0-2, el Barça no se relajó y a punto estuvo de llegar el 0-3 antes del descanso en un balón franco que se le marchó arriba a Messi cuando tenía todo a favor. El Sevilla sólo se acercó en una ocasión a la portería de Valdés, quien respondió con un paradón a un potente y cercano chut de Luis Fabiano. Con el 0-2 se llegó al descanso y, lo que es más importante, con la sensación de que manejaban el encuentro a su antojo.
Guardiola dijo tras el encuentro que le había gustado cómo habían salido sus jugadores tras el descanso (se quejaba, y con razón, de que últimamente solían salir bastante mal de vestuarios). Es cierto el equipo salió igual de como había acabado el primer tiempo, en plan demoledor. Tuvo 3 ocasiones clarísimas antes del 0-3 (2 de Messi -la 2ª, clarísima- y una de Bojan) y en ese comienzo se provocó la expulsión de Konko, también. Pero tuvo que ser Pedro el que hiciera el 0-3 y nos permitiera a todos los culés relajarnos.
Lo cierto es que yo me relajé y, lo que es peor, los jugadores también debieron hacerlo porque permitieron al Sevilla volver a meterse en el partido. Antes, Bojan había fallado incomprensiblemente el 0-4 a puerta vacía. Pero fue meter el Dépor ante el Mallorca (lo que beneficiaba al Sevilla), el público del Pizjuán reaccionó y los jugadores parece ser que también lo hicieron. Así, Kanouté hacía el 1-3 en un fallo de todo el equipo blaugrana. Tres minutos después, el equipo se volvió a dormir (imperdonable) y Luis Fabiano metió el miedo en el cuerpo a todos los culés con el 2-3. Volvieron los fantasmas. El equipo se olvidó que seguían estando con uno más y, en vez de tratar de recuperar el ritmo del encuentro, se limitó a defenderse como pudo de las embestidas sevillistas (nos pudo costar caro). Además, el Madrid marcaba el 2-1 en el Bernabéu (acabarían haciendo 5, nada menos). Muchos se acordaron del Espanyol, de la liga de hace dos años, de Tamudo. Quedaban todavía 20 minutos. 20 minutos que fueron de agonía para quien les escribe...
He de decir que mirado fríamente el Barça se defendió muy bien, pero el peligro es que lo hizo sin el balón y eso a mí me da menos seguridad. Sólo se acercó una vez el Sevilla con peligro: una falta lateral (de risa, la falta, por cierto) que Kanouté cabeceó solo muy alto. Se reclamó un penalti por caída de Kanouté, pero no hay nada de nada, aunque muchos ojos quieran ver lo contrario (increíble que el periódico más leído del país amaneciera con la portada que lo hizo). El Barça pudo sentenciar con un tiro de Pedro que se marchó fuera por poco.
Al final, merecíó la pena tanto sufrimiento y acabamos respirando tranquilos. Pero no debimos sufrir con un partido que teníamos dominado (0-3 y con superioridad numérica). La liga, como parecía claro, no está decidida, pero el paso dado es muy grande. Ahora toca refrendarla en casa ante el Valladolid de Clemente. Un Valladolid que, al igual que el Málaga (rival del Madrid en esa última jornada), se juega la liga en esa última jornada. La ventaja respecto al Madrid es que nosotros jugamos en casa mientras que ellos lo hacen fuera, en Málaga. Lo haremos sin Xavi, por cierto. Baja muy sensible, y más si Iniesta no llega a tiempo, pero que no debería notarse en exceso tampoco. Lo que está claro es que el domingo se acaba la liga para bien o para mal y yo me tendré que perder el último encuentro de la temporada de Osasuna en casa (ante el Xerez, por cierto. Yo me dejaba ganar a ver si se salvan...) porque me coincide con el del Barça. Pero yo tengo que ver ese partido sí o sí y dar hasta mi último aliento...
¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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