lunes, 16 de mayo de 2011

Subidón. Levante - Barcelona: 1-1 Osasuna - Sevilla: 3-2

Este miércoles volvimos a vivir una jornada intensiva de fútbol con los trascendentales encuentros del Barça (en Valencia ante el Levante) y Osasuna (en casa ante el Sevilla). Como ya ocurriera en la jornada anterior, ambos encuentros eran consecutivos y primero jugaba el Barça y luego Osasuna, por lo que volvíamos a tener 4 horas continuadas de fútbol y emociones.


El primero en jugar era el Barça en el campo del Levante. La victoria del Madrid el día anterior ante el Getafe había evitado que el Barça lograra el título sin bajarse del autobús, por lo que hacía falta un punto para asegurar el título. Teniendo en cuenta de que el empate también le valía al Levante, quedaba claro que no iba a haber demasiadas sorpresas. No vi el encuentro (al menos no con el nivel de atención con el que suelo hacerlo), si no que únicamente lo entreví mientras cenaba preparándome para el plato fuerte de la tarde, el partido de Osasuna ante el Sevilla. Guardiola dispuso de un once de garantías (sólo dio descanso a Iniesta y Pedro) para evitar cualquier conato de sorpresa que retrasara el alirón. El partido fue bastante aburrido y daba la sensación de que estaba todo bastante decidido de antemano. El Levante salió algo más animado al campo y las primeras ocasiones fueron suyas. La más clara la tuvo Valdo, pero su remate a bocajarro se fue muy desviado. Como suele ocurrir en estos casos, en la primera en la que llegó, el Barça hizo su gol: excelente balón en largo al desmarque de Keyta y remate de cabeza del malí ante el que nada puede hacer el portero del Levante. El Levante siguió jugando igual pese al gol (y el Barça sesteando igual también) y encontró su premio antes del final de la primera mitad: cantada de Piqué y Valdés y Caicedo que aprovecha el error para hacer el empate. No sé si el partido estaba amañado o no, pero este gol es verdad que fue un poco “sospechoso”. Al descanso se llegó con este 1-1 y todos tan amigos.

Tras el descanso, y sin hacer tampoco nada del otro mundo, sí que dio la sensación de que el Barça buscaba hacer el segundo que le permitiese ahorrarse cualquier susto de última hora. Incluso creo que hizo méritos para hacer ese segundo gol. Primero Afellay con un duro disparo desde fuera del área que se marchó fuera por muy poco, después Messi con un balón al palo tras una jugada personal espectacular y de nuevo Messi minutos más tarde tuvieron ocasiones más que suficientes para hacer el gol que pusiera al Barça por delante. Sin embargo, ese gol no llegó. El Levante, por su parte, no llegó en ningún momento a las inmediaciones del área de Valdés. En los últimos minutos el Barça volvió a bajar el ritmo y los minutos finales pasaron con más pena que gloria y sin nada que llevarnos a la boca. Al final, 1-1 que deja contentos a ambas partes: el Barça logra el título de liga y el Levante certifica virtualmente su permanencia.

Los últimos minutos del Barça los seguí desde la distancia (desde el móvil) puesto que ya estaba en el Sadar preparándome para la final ante el Sevilla. Una victoria nos daba prácticamente la salvación, puesto que sacaríamos 5 puntos al Zaragoza (+ golaveraje) a falta de 6. A pesar del aliciente de dejar casi finiquitada la permanencia, volvimos a hacer una primera parte casi desastrosa. Salimos sin la tensión suficiente, y si encima tienes delante a un rival de la altura del Sevilla, pues ocurre lo que ocurrió en la primera parte: te vas con 0-2 al descanso. El Sevilla, sin hacer nada del otro mundo, encarriló el encuentro en 2 minutos con dos goles de Negredo: el primero tras cabecear una falta y el segundo aprovechando el rechace del palo en un centro de Perotti que se fue envenenando y se le acabó atragantando a Ricardo. Además, Calleja falló una ocasión clarísima antes del descanso y Nelson se lesionó de gravedad en una jugada fortuita, por lo que daba la impresión de que no era el día más propicio. Al descanso se llegó con ese 0-2 y con la sensación de que nos iba a tocar viajar a Getafe a jugar una nueva final de infarto como la de la jornada anterior en Zaragoza.

Sin embargo, la dinámica del encuentro cambió de manera drástica en el inicio de la segunda mitad. Osasuna recortó diferencias en la primera jugada de la segunda parte: buena jugada de Camuñas por banda izquierda y el centro de este lo aprovecha Sola para volver a meter a Osasuna (y a la afición) en el encuentro. Osasuna tenía por delante toda la segunda mitad para lograr, al menos, el empate. Se trataba de sólo un punto, pero era un punto que nos hacía llegar a la última jornada sí o sí dependiendo de nosotros mismos independientemente de lo que hiciéramos en Getafe, por lo que era un punto importantísimo. Lo intentamos y tuvimos alguna ocasión clarísima para hacer el empate (Sola tuvo una que tapó muy bien Varas), aunque tambié hay que decir que el Sevilla también tuvo las suyas (la más clara, un lanzamiento de Perotti despejado, no sin problemas, por Ricardo). El tiempo se agotaba y parecía que Osasuna no iba a ser capaz. Mendilibar dio entrada a Lekic a la desesperada y la jugada le salió redonda. En el primer balón que tocaba, el serbio ganó un balón por alto y el control de cabeza de Camuñas se va largo con la fortuna de que le cae en carrera a Sola, quien, con la izquierda (y con una tranquilidad pasmosa fruto de su nivel de confianza actual) bate a Varas para provocar el delirio en la afición. Pero lo mejor aún estaba por llegar. Primero Pandiani estuvo muy cerca de hacer el tercero con un disparo desde fuera del área que se marchó alto por muy poco. Pero era el minuto 89 el momento en el que tenía que llegar la jugada que hizo explotar de júbilo a todo el estadio y a media Pamplona: excepcional cambio de banda de Puñal para la carrera de Camuñas que controla en carrera y, a pesar de llevarse un manotazo en el ojo que le causó una brecha, le da el pase de la muerte a Lekic para que haga, probablemente, el gol más importante de su carrera. Hay que reseñar el partidazo de Camuñas, quien dio las 3 asistencias de gol y terminó el encuentro con una venda en la cabeza. También hay que destacar a Lekic: su salida al campo fue providencial y encima tuvo la fortuna de hacer el gol que, probablemente, nos dé la salvación. Sólo ha hecho 2 goles en esta temporada pero este tiene un valor incalculable. Los últimos minutos fueron una mezcla entre una alegría desbordada y una congoja que nos hacía pedir la hora de manera muy insistente. Finalmente, el árbitro pitó y la alegría terminó de invadir nuestros corazones. Ya para nada importaba que fueran casi las 12 de la noche y que la mañana siguiente hubiera que madrugar: Osasuna había prácticamente certificado la permanencia en una remontada épica. Subidón!!!!!!

El Barça puede ya dar carpetazo a la liga y comenzar a preparar a conciencia la final de la Champions del 28 de mayo, pero Osasuna no puede todavía hacerlo puesto que aún no tiene asegurado matemáticamente el objetivo. Es cierto que los 44 puntos actuales dan una confianza que parecía imposible hace sólo 3 jornadas, pero la salvación este año tiene pinta de estar extremadamente cara y todavía no podemos confiarnos. Toca viajar a Getafe el próximo fin de semana a certificar la permanencia (nos vale un empate). No podemos confiarnos. Después de todo lo que hemos sudado no podemos caer en el error de darlo por hecho y que nos lo quieten. Sería muy cruel. El Barça, por cierto, la próxima jornada podría hacernos un error ya que recibe al Deportivo, pero lo cierto es que el Barça estará todavía de celebraciones, así que no creo que vaya a tener muchas ganas de ayudarnos. Ya falta menos para cumplir los objetivos. Mucha fuerza para lo que queda!

¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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