martes, 17 de mayo de 2011

José Luis Mendilibar

Nunca he sido partidario de los cambios de entrenadores a mitad de campaña puesto que creo que perjudican más que ayudan al equipo que los realiza. Por eso no me gusto la destitución de José Antonio Camacho tras la derrota en Anoeta en la jornada 23. Sin embargo, he de decir que la dinámica del equipo era muy negativa (a pesar de algún que otro espejismo como la victoria ante el Madrid de la jornada 21) y era necesario un cambio de rumbo. Sobre todo era necesario este cambio de rumbo porque la afición no tragaba al de Cieza y el ambiente en el campo era muy desagradable, tanto que en vez de ayudar al equipo, yo creo que lo perjudicábamos. Además, parecía que los jugadores no creían ya en el entrenador y la apatía que mostró el equipo en el partido de San Sebastián creo que fue la gota que colmó el vaso. Por lo tanto, en la jornada 23, con 22 puntos y en puesto de descenso (a uno de la salvación) Osasuna destituyó a Camacho y contrató los servicios de José Luis Mendilibar.

Con la perspectiva que da el tiempo, parece que se trata de un acierto, puesto que a día de hoy, a una jornada del final de la liga, el equipo está fuera de los puestos de descenso con 44 puntos (a 2 puntos) y parece que el equipo vaya a salvarse en lo que ha sido una temporada bastante convulsa. Para los amantes de las estadísticas, Mendilibar ha sumado exactamente la misma cantidad de puntos (22) que Camacho, pero con la salvedad de que lo ha hecho en bastantes menos partidos (14 frente a los 23 del murciano). Decía que parece un acierto, pero no siempre me lo pareció.

Ya he dicho que en primera instancia me pareció un error por todo lo que supone cambiar de técnico a mitad de temporada. Luego, el equipo debutó con muy buen pie con una goleada ante el Espanyol, pero luego llegaron varios partidos en que pareció explotarse la burbuja inicial. Con él llegó la primera victoria de la temporada lejos de casa (en Málaga) y ha encadenado una serie de partidos bastante buenos (3 victorias consecutivas tras la victoria en Málaga y las 3 victorias consecutivas en el momento crucial de la temporada), pero también malos (4 derrotas consecutivas entre estas dos rachas positivas). Es decir, ha sido una actuación de luces y sombras, aunque a día de hoy el resultado que le daría es un bien y, en caso de ganar al Villarreal, estaríamos hablando de un notable. Ha rescatado a jugadores que estaban totalmente olvidados por Camacho, como Sola (pichichi del equipo a pesar de haber jugado sólo tras la llegada del nuevo técnico) y Calleja (en menor medida) y, lo que más le destaco, ha contado con un bloque titular y una manera de jugar más o menos estable (cosa que nuestro ex entrenador no hizo).

En lo meramente descriptivo, estamos hablando de un entrenador vasco (lo que, aunque sea triste, ayuda en la relación con la afición) de 50 años. Su equipo del alma es el Athletic a quien llegó a entrenar en la temporada 2005, aunque no llegó a durar una vuelta. Estamos hablando de un ex jugador que pasó la mayor parte de su carrera en un equipo modesto como el Sestao. Como entrenador, comenzó su carrera en las categorías inferiores del Athletic y de ahí se fue a entrenar en 2ªB (Aurrerá y Lanzarote). Con el Lanzarote estuvo cerca de ascender a segunda división, por lo que lo contrató el Eibar (equipo que por aquel entonces estaba en segunda). Su campaña en el Eibar fue excelente (estuvo cerca de ascender al modesto equipo a primera división), lo que hizo que el Athletic pusiera sus ojos en él. Como ya he dicho antes, no duró mucho. Tras un periodo de relajación, el Valladolid se hizo con sus servicios para tratar de ascender a primera división. Su primera temporada fue excepcional y logró el ascenso logrando además el récord de puntos de la categorái. Después logró mantener al equipo vallisoletano durante dos temporadas en primera división, pero en la tercera fue destituido el 1 de febrero de 2010 por los malos resultados del equipo. Por cierto, el Valladolid descendió esa temporada. Justo un año después Osasuna se hizo con sus servicios y ahí sigue.

Espero, por el bien del equipo, en primer lugar, que salve al equipo esta temporada y, en segundo lugar, que se le deje trabajar con tranquilidad la próxima temporada. Nunca ha sido uno de los entrenadores que más simpatías me causaba, pero reconozco que hizo cosas muy buenas con el Valladolid y trata de practicar un fútbol bastante atractivo. Lo mejor de todo, al menos por el momento, es que parece que con él ha llegado la calma y nuevamente todo el estadio vuelve a ir todos a una.

¡AUPA OSASUNA!

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