jueves, 30 de septiembre de 2010

Victoria pírrica. Barcelona - Sporting: 1-0

Era el primer encuentro con la baja de Messi y la gente se preguntaba si se echaría mucho de menos al argentino en el equipo. A tenor de lo visto en este partido, habría que decir que sí, desde luego. Bien es cierto que el Sporting salió con la única (y muy clara) intención de no dejar jugar al Barça y que el Barça no pasó ningún tipo de peligro en todo el partido, pero el Barça no estuvo muy fluido en ataque. Desde luego, en estos partidos con el rival tan encerrado es cuando más echamos de menos a un jugador como Messi, quien te puede desequilibrar el encuentro en una acción individual como las que nos tiene acostumbrados.

El Barça, de todas formas, salió con intención de no hacer notar la baja del argentino y de paso agradar a una afición que tenía en la retina la última derrota ante el Hércules, pero poco a poco se fue diluyendo con el paso de los minutos. El control del balón era total pero no había soluciones para romper la muralla planteada por los hombres de Preciado. Aún así, el Barça gozó de varias ocasiones en el encuentro como para haberse adelantado, mientras que no sufrió ningún acercamiento con peligro por parte del Sporting. Sobre todo se notaba la ausencia de Piqué en defensa ya que la salida del balón desde la zaga no era tan fluida como con la presencia del ex del Manchester. En el descanso las sensaciones no eran muy buenas, la verdad. Se repetían los mismos errores que se habían producido ante el Hércules. Eso sí, por lo menos esta vez no habíamos recibido ningún gol en contra y el resultado al descanso era 0-0.

A mi entender, Guardiola dio con la tecla en el descanso dando entrada a Pedro por un más espeso de lo habitual Keyta y, sobre todo, metiendo a Piqué por Puyol. Enseguida se notó la mejoría y más a raíz del gol de Villa en el minuto 4 de la segunda mitad tras un pase genial de Alves y, por qué no decirlo, del fallo tremendo de la defensa del Sporting a la hora de tirar el fuera de juego: Villa se quedó en mano a mano con el portero del equipo asturiano y ahí no falló (no suele hacerlo). Era lo mejor que le podía ocurrir al Barça que de no haber logrado el gol tan pronto tal vez se hubiera podido poner algo nervioso.

El gol (a parte de dar algo de tranquilidad a los aficionados culés) no vino a cambiar para nada el guión del partido: el Sporting siguió a lo suyo, defendiendo y poco más y el Barça siguió tocando y tocando, pero sin excesiva profundidad. De todas formas, esa poca profundidad blaugrana pudo provocar un nuevo desastre si el Sporting hubiera logrado empatar el encuentro en una de esas faltas cercanas de las que gozó en los últimos minutos. El Barça debe cerrar antes el partido para evitar sufrimientos innecearios en los últimos minutos que pueden desembocar en una pérdida de puntos que te puede acabar costando una liga.

Lo mejor, desde luego, fue el resultado y la sobriedad que demostró el equipo (realmente no recibió prácticamente ninguna ocasión). Poco más se puede destacar del encuentro. Lo cierto es que el equipo no está dando el mejor de los niveles en sus encuentros en el Camp Nou. Parece ser que esta temporada están costando estos equipos que se encierran con los 11 jugadores. Yo siempre he defendido que estos partidos pueden ser muy traicioneros: si metes pronto, puedes lograr una goleada, pero como no abras la lata te puedes acabar llevando un susto ya que el equipo rival termina por envalentonarse. No se podía fallar y, al menos, no se falló y seguimos a la estela de los equipos de arriba.

¡AUPA OSASUNA! y ¡VISCA EL BARÇA!

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