viernes, 16 de julio de 2010

Mundial 2010: Mi balance de la final

El 11 de Julio se celebró el partido de fútbol más importante de la historia de España. Ni una final de la Champions de Barça o Madrid, ni la final de la Eurocopa de hace dos años se pueden comparar a esto. Es más, yo creo que se puede decir aún más y hablar del evento más importante de la historia de España. Sé que esto seguramente es decir demasiado y los no amantes del fútbol se tirarán de los pelos ante tamaña afirmación, pero hay hechos que avalan esa teoría: fue el evento televisivo más visto de la historia de España (con muchísima diferencia, de hecho) y provocó la mayor movilización de la historia de este país. España, por primera vez en su historia, jugaba una final del campeonato del mundo y lo hacía encima con la sensación de ser superior a su rival. El fútbol es caprichoso y puede ocurrir cualquier cosa, pero creo que todo el mundo tenía claro cuál de los dos conjuntos era mejor, a priori.
Lo cierto es que esta generación y este estilo están triunfando (han triunfado ya, de hecho) y lo que es mejor, no parece que se haya tocado techo aún. Será muy difícil repetir estas hazañas, pero las sensaciones son muy positivas. La generación es relativamente joven (salvo casos puntuales como el de Puyol y Xavi) y con mucha capacidad de mejora. De hecho, los chavales que vienen por detrás parecen muy interesantes también. En cuanto al estilo, nadie puede dudar de que se trata del típico estilo Barça. Lo cierto es que es lógico, puesto que, al final, los que mueven los hilos del partido juegan en el conjunto azulgrana. Es gracioso ver como los mismos que se quejan de que si el Barça aburre a los muertos, son los primeros que aplauden ante el juego de la selección. Es el mismo juego. Distintos colores, mismo juego, distinta opinión. Para que luego digan que son imparciales...
En cuanto al partido en sí, España comenzó mejor que Holanda y llegó con algo de peligro, pero enseguida Holanda vio que debía cambiar de registro y desde ese momento se dedicó únicamente a repartir mamporros y a confiar en una jugada individual de Snejder y/o Robben. Lo de los mamporros fue criminal. Van Bommel (siempre ha sido bastante barriobajero, incluso cuando jugaba en el Barça) y De Jong, los dos mediocentros, debían haber sido expulsado tras sus dos primeras entradas a Iniesta y Xabi Alonso, respectivamente, pero el árbitro decidió "castigarlos" con tarjeta amarilla únicamente. No sólo fueron estos dos jugadores los que se dedicaron a repartir mamporros, pero sí fueron los que más y más claramente lo hicieron (que ambos terminaran el encuentro fue escandaloso). De hecho, no exagero si digo que Holanda mereció terminar con 3-4 jugadores menos.
Pero bueno, hablemos de fútbol, que es lo que verdaderamente importa. Holanda supo leer muy bien el partido y se dedicó a buscar destruir el juego de España y confiar en sus estiletes ofensivos para cazar una y matarnos. Como el árbitro se lo permitió, a punto estuvo de salirles bien. Yo llevo ya un tiempo defendiendo que esa es la mejor forma de batir al conjunto español. Cuando te enfrentas a un conjunto tan bueno con el balón como España (lo mismo es aplicable para el Barça), tienes dos formas de contrarrestarlo: o intentas robarles el balón y lo tratas de jugar tú (es muy difícil y debes tener muchísimo nivel para hacerlo) o tratas de que ellos no se sientan cómodos, aunque te olvides de jugar tú al fútbol. Esta última opción es la mejor para conjuntos de calidad inferior y es la que han adoptado la mayoría de los rivales (salvo Honduras y, tal vez, Alemania -curiosamente, los mejores partidos de España en el mundial-). Pues Holanda se decidió por esa táctica y la aplicó hasta límites insospechados. Además, Holanda contaba con la ventaja de que sus hombres de arriba eran de mucha calidad y ellos solos se podían fabricar las jugadas de peligro.
El partido fue así durante los 90 minutos: España atacaba, llegaba, pero no lograba hacer gol y siempre daba la sensación de que cada vez que Robben o Snejder cogían el balón, el peligro era muy grande. El partido empezó con dos ocasiones muy claras de Sergio Ramos (que ha hecho un mundial espectacular, de menos a más, encima), pero enseguidá se encalló y sólo cabe destacar un buen tiro de Robben (y la consecuente buena parada de Casillas) justo al filo del descanso.
En la segunda parte se continuó con la misma dinámica, pero con el gran susto de la final. Robben se quedó mano a mano ante Casillas tras un extraordinario pase de Snejder, lo engañó totalmente, pero el portero madridista hizo gala de sus reflejos extraordinarios y logró desviar el balón a córner con la punta de los dedos de sus pies. Un paradón del mejor portero del mundo (aunque muchos no lo quieran ver así) y que acabó valiendo un campeonato del mundo. Después del susto tuvimos dos más clarísimas en los pies de Villa y en la cabeza de Ramos, pero no logramos materializarlas. Así pues, se llegó al final de los 90 minutos con el 0-0 inicial.
En la prórroga nunca da tiempo a demasiado. Aún así, en la primera parte, España dispuso de 2 ocasiones clarísimas. Primero Cesc falló un mano a mano ante Stekelenburg (tenía a Villa solo para empujarla) y luego un disparo mordido de Navas a punto estuvo de sorprender al portero holandés. Holanda también dispuso de una: un cabezazo de Mathijsen a la salida de un córner.
En la segunda parte llegó, por fin, la expulsión de uno de los jugadores holandeses: Heitinga vio la segunda amarilla al evitar que Iniesta se plantara solo ante su portero. Fue a falta de 10 minutos y daba la sensación de que llegaba demasiado tarde y todo se acabaría decidiendo en los penaltis. Sin embargo, llegó el bendito minuto 116: el minuto que cambió nuestras vidas. Todo comienza con un nuevo error del colegiado, quien nos regaló un saque de puerta cuando había sido un córner clamoroso. Navas salió corriendo como sólo él sabe desde la defensa y el balón acabó cayendo rebotado a los pies de Cesc quien, esta vez sí, vio a Iniesta en posición inmejorable. El de Fuentealbilla le pegó con la ilusión de 40 millones de aficionados y nos volvió a regalar un momento como el de Stanford Bridge. Atentos a la cantidad de niños nacidos dentro de 9 meses!. Me alegro que haya sido precisamente él el que nos haya dado la mayor alegría. Es gente como Del Bosque, como Iker, como él las que nos hace creer que la buena gente acaba triunfando... Ahí acabó el partido y ahí ganamos nuestro primer mundial. Ahora ya podremos llevar una estrellita con orgullo encima de nuestro escudo.
Todo lo de después es conocido por el público: la celebración en el campo, el beso de Iker a Sara (me alegro muchísimo por él, pero que buena está!!!), la que se montó el lunes en Madrid, la que se montó el domingo en casi toda España, el show de Reina,... momentos que quedarán grabados en nuestra memoria para siempre.
Jamás pensé que un triunfo de España fuera a alegrarme tanto (nunca he sido especialmente patriota), pero lo hizo: me alegré de corazón (tal vez influye el estilo y que la mitad de jugadores sean de mi Barça). Ojalá vengan muchos más, pero ahora toca disfrutar de lo que ya se ha ganado.
¡AUPA OSASUNA!

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